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¿Qué diferencia una grasa de un aceite?

Como ocurre con todos los lubricantes, la principal tarea de una grasa lubricante es evitar el contacto entre superficies que se mueven unas respecto a otras y minimizar así la fricción y el desgaste. En el caso más favorable, se consigue una lubricación completa (lubricación hidrodinámica) en la que las superficies están completamente separadas por la película lubricante. Esto se ilustra mediante la curva de Stribeck (Fig. 1).

Esta es la condición ideal deseada para el funcionamiento continuo de una unidad o máquina. Durante la puesta en marcha y con cargas elevadas, se produce inevitablemente un contacto entre las superficies, lo que se conoce como fricción mixta. En algunas zonas, esto da lugar a contactos entre las rugosidades de estas, y es aquí donde los aditivos añadidos a la grasa lubricante reaccionan química y físicamente mediante activación térmica protegiendo ambas superficies contra el desgaste. Los diferentes estados de fricción también se ilustran claramente en la Fig. 1.

Otras tareas de las grasas lubricantes son la protección contra la corrosión y el efecto de sellado hacia el exterior contra la entrada de agua y suciedad, apoyando las juntas utilizadas. En este sentido, es fundamental y gana cada vez más importancia la compatibilidad con materiales plásticos y elastómeros, que puede ser decisiva para la vida útil de una unidad o máquina. Así mismo, las grasas lubricantes también pueden contribuir a amortiguar el ruido y las vibraciones y, dependiendo del diseño, también a mejorar la eficiencia. 

Propiedades Lubricación con grasaLubricación con aceite
RefrigeraciónMalaBuena (lubricación por circulación)
FluidezPocaBuena
Compatibilidad con sellosSimpleCompleja, mantenimiento necesario
Capacidad de selladoAltaPoca
FiltrabilidadMalaBuena
Sustitución completa del lubricanteComplejoSimple
Tendencia a fugasPocaMedia - alta
Contaminación en caso de fugaBajaAlta
Coste de mantenimiento y supervisiónPocoMedio-alto
Lubricación de por vidaBuena (posible)Mala (generalmente no posible)

Las grasas lubricantes pueden clasificarse de muy diversas maneras. Por citar algunos ejemplos, se clasifican en función de su aplicación o tipo de elemento de máquina a lubricar (rodamientos, cojinetes lisos, cojinetes de rueda, articulaciones, ejes cardán, grasas lubricantes para engranajes, cables metálicos, etc.), en función de los intervalos de temperatura (temperaturas altas o bajas, o rango de temperatura de uso) o grasas de alto rendimiento o multipropósito. Así mismo, son frecuentes las categorizaciones según los sectores industriales, los tipos de espesantes o los tipos de aceites base. Por último, es también muy habitual encontrarlas clasificadas también por su grado NLGI o consistencia

Una ventaja significativa de las grasas lubricantes frente a los aceites es su consistencia, que les permite permanecer en un punto de lubricación durante más tiempo y no fluir debido a la fuerza centrífuga/gravedad. Esto significa que las aplicaciones pueden diseñarse para ser menos complejas en términos de suministro y sellado con una grasa. Es importante una correcta elección del espesante ya que de él dependen el punto de gota (que a su vez influye en la temperatura máxima de uso de la grasa) y la resistencia al agua. También hay que considerarlo para la compatibilidad con plásticos y elastómeros, aunque aquí el factor decisivo será la afinidad de estos materiales con el aceite base. 

Otros de los varios requisitos que tienen que cumplir ras grasas lubricantes son, por ejemplo, su uso a temperaturas extremas (desde -70 °C hasta +280 °C), coeficientes de fricción bajos o, dependiendo de la aplicación, altos, prevención del desgaste incluso con cargas elevadas y velocidades de deslizamiento bajas, protección contra la corrosión en presencia de medios agresivos, velocidades altas y bajas, así como una buena idoneidad para su uso en sistemas de lubricación centralizados. Para el desarrollo de grasas lubricantes fiables y preparadas para el futuro se requiere un enfoque sistemático cuando se trata de tareas complejas. Para ello es adecuado el concepto del llamado "análisis del tribosistema", en el que el problema de lubricación a analizar se descompone experimentalmente en las subfunciones relevantes.

En definitiva, las grasas lubricantes se utilizan allí donde la lubricación con aceites no resulta práctica por razones técnicas y económicas. Su uso abarca desde la simple lubricación por pérdida, como la que se suele utilizar en la agricultura, la minería y las industrias básicas como las del cemento, el caucho y el acero; hasta las aplicaciones donde la grasa tiene que durar en buenas condiciones durante toda la vida útil del elemento que lubrica, como en los componentes de los vehículos, en los cuales es un elemento fundamental de diseño. Las grasas sólo representan una pequeña proporción del consumo total de lubricantes, pero son de gran importancia para la fiabilidad y el rendimiento de las unidades, máquinas y componentes alimentados con ellas, llegando a ser a veces incluso elementos de seguridad.

 

 

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