Las grasas lubricantes están formadas por un aceite base, aditivos y un agente espesante, siendo este último el encargado de formar la estructura que liberará el aceite con los aditivos que se encargarán de la lubricación cuando se ejerza un esfuerzo sobre la grasa.
Existen varios tipos de espesantes y cada uno confiere propiedades distintas a la grasa lubricante, siendo una estas el punto de gota. Definimos esta propiedad de la grasa como la temperatura máxima a la cuál el espesante pierde la capacidad de retener el aceite y, por tanto, en la que estas dos partes se separarán. Se pueden observar en la tabla a continuación, los puntos de gota típicos de las distintas tecnologías de espesante, si bien por su composición o proceso productivo estos pueden presentar variaciones:
Calcio | > 80ºC |
Litio | > 180ºC |
Sodio | > 170ºC |
Complejo de Litio | > 230ºC |
Complejo de Calcio | > 230ºC |
Complejo de Sulfonato de Calcio | > 250ºC |
Complejo de Aluminio | > 230ºC |
Complejo de Sodio | > 250ºC |
Poliurea | > 230ºC |
Bentonita | Sin |
Sílica | Sin |
Politetrafluoroetileno (PTFE) | > 280ºC |
Es muy importante no confundir el punto de gota con la temperatura superior de uso de la grasa. Esta estará siempre por debajo del punto de gota y es la temperatura máxima a la cuál se recomienda que esté expuesta la grasa para un correcto funcionamiento. Sobrepasada esta, el aceite no llegará a separarse, pero la degradación de la grasa se acelerará en gran medida.
En cualquier caso, el punto de gota es una medida que aparece habitualmente en las hojas técnicas y que se utiliza como control de calidad posterior a la fabricación de las grasas, particularmente en las de espesante jabonoso, para constatar que el espesante se ha formado correctamente.